- Acabar con la situación de intercambio desigual y la sobreexplotación de los recursos.
- Sensibilizar a la sociedad occidental fomentando valores sociales y ecológicos de consumo (consumo responsable).
- Ofrecer a los países en desarrollo una vía para recobrar su pulso en la economía contribuyendo a su desarrollo sostenible.
El Comercio Justo, por lo tanto, es una alternativa al comercio tradicional que, además de guiarse por criterios económicos, incorpora valores éticos y ofrece productos de gran calidad. No es ayuda sino una actividad comercial. Las tiendas, por tanto, buscan cubrir sus gastos y, además, invierten parte de sus ingresos en la sensibilización y promoción del Comercio Justo y el consumo responsable. La diferencia con el comercio tradicional está en que al productor se le paga un preico justo por su trabajo, que le permite vivir con dignidad y asegurar sus necesidades básicas (alimentación y educación de su familia…). Y a ese precio, acordado por las organizaciones de Comercio Justo y los productores, se le suma un “extra” o “Premium”, un porcentaje del precio final del producto, que las comunidades productoras destinarán a proyectos comunitarios de sanidad, educación…
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