Desde
Caritas en
Yurimaguas, nos
envía Carla este
vídeo realizado por
Abraham en memoria del P. Pío.
También nos ha enviado una entrevista que le hicieron hace un par de años y en la que contaba algunas
anécdotas de su vida. Publicamos un extracto de ella.
Hoy le enterraran en Lima. Sirva una vez más como recuerdo y
agradecimiento.
Entrevista al Padre Pío Zarrabe Garro
Padre Pío, los Hermanos
Corazonistas están celebrando el “
XXV Aniversario” de su llegada a la ciudad de
Yurimaguas. Usted es una persona muy conocida y muy querida en estas tierras de Alto Amazona ya que, no en vano, viene desarrollando su labor misionera a lo largo de años y años, con una dedicación y una entrega dignas del mayor encomio. Conoce bien la zona, sabe mucho de sus gentes, es usted un personaje altamente popular y los habitantes de estas tierras le consideran como uno de los suyos. Vamos, que usted está aquí como en su casa.
Dígame, Padre Pío, ¿dónde y en qué año nació? Tuve la suerte de venir a este mundo en
Ziortza- Bolívar, en la provincia de Vizcaya, en el norte de España. Mi pueblo tiene dos títulos. El de
Ziortza, data del siglo
IX. Bolívar es más reciente. Se le añadió este nombre para recordar a los antepasados del libertador Simón Bolívar, que habían nacido en esta tierra. Venezuela levantó varios monumentos en mi pueblo, en señal de
agradecimiento a la tierra donde nació el abuelo paterno del libertador.
Nací el 29 de marzo de 1929, hace setenta y ocho años.
¿Por qué le bautizaron con ese nombre? Mi nombre de nacimiento es José Ignacio. Pero al entrar en la
Congregación pasionista nos obligaban a cambiar el nombre. Dejar el primer nombre y tomar uno nuevo con el que seríamos conocidos en la
Congregación. Además del cambio de nombre nos cortaban el pelo, en señal de desprecio al mundo y compromiso con el nuevo camino. Parecíamos unos cachimbos. Inicialmente yo escogí el nombre de
Ambrosio, pero nuestro maestro, con muy buen sentido, me dijo que no. Con este nombre me llamarían durante toda la vida “la carabina de
Ambrosio”. Elegí, pues, el nombre de Pío. Pero esto no me hace ser una persona de gran piedad.
¿Qué le dice la canción, “Ara
nun diran mendi maiteak, ara
nun diran zelayak”?
Me recuerda mi tierra, mi lengua y mi cultura. No he perdido mis raíces, pero salí de mi tierra a los diecinueve años y, luego, llevo en Perú treinta y tres años. En cada periodo de mi vida, hago un esfuerzo grande por asimilar la nueva cultura. Por ejemplo, hoy, más que los cantos de mi tierra, me agradan “Mi Perú” o “El cóndor pasa”.
Y, eso de ser pasionista, ¿cómo fue? Y, ¿por qué precisamente pasionista y no miembro de otra
Congregación? Entre mis parientes había varios religiosos, dos primos jesuitas que viven todavía, uno en España y el otro en
Guatemala. Pero en casa me decían que para ser jesuita había que ser muy listo y estudiar mucho. Esto no me iba del todo bien. Tuve también un tío carmelita y tres primos pasionistas, los hermanos
Gerrikagoitia padres
Honorio e Isidoro. Este último falleció en
Tarapoto en 1971. Todavía vive el hermano Luis
Zarrabe.
No me faltó ocasión de escoger varias
congregaciones, pero hubo algo que marcó mi vocación pasionista. Se comentaba en mi casa que varios sacerdotes pasionistas habían sido encarcelados en el penal de
Santoña. Esto me animó para escoger el camino pasionista, ya que una
Congregación cuyos miembros son encarcelados
injustamente, es una institución de grandes valores.
¿Qué le trajo a estas tierras de la
Amazonía?¿Cuánto tiempo lleva por aquí?. Visité la
Amazonía, por primera vez, el año 1967, hace 40 años. Recorrí, en plan de visita pastoral, a mis hermanos pasionistas de la provincia de Alto Amazonas y gran parte del departamento de San Martín. Repetí estas visitas los años 68 y 69. Sentí entonces como un
pálpito en el corazón y me enamoré de esta tierra amazónica.
A primeros de 1974 llegue al Perú de por vida. Mi primer lugar de trabajo fue San Lorenzo del Marañón y en los años que se estaba construyendo el oleoducto
norperuano. Me tocó en suerte el cuidado pastoral de la margen izquierda del Marañón. En el río Apaga compartí varios años con la etnia
aguaruna y en los ríos
Cahuapanas y
Shillay con la etnia
Shawi.
Después de 5 años en el Marañón mis superiores me señalaron otro lugar de trabajo, el distrito de Lagunas, en los ríos
Huallaga y Marañón, donde me tocó un tiempo de grandes
dificultades, por el surgimiento del terrorismo. La mayor parte de mi trabajo se desarrolló en el río
Nucuray, con las etnias
candoshi e inca del
Pastaza. Comunidades donde la parroquia invirtió mucho en educación abriendo bastantes escuelas parroquias y apoyando a los maestros nuevos, todos ellos con estudios de secundaria, sin título de estudios superiores. Muchos de estos maestros posteriormente han cursado estudios superiores.
Mi temporada
lagunina duró 11 años. Fui traído a
Yurimaguas para atender al
Vicariato Apostólico, como pro-vicario, al ser nombrado
Mons. Miguel
Irízar obispo del Callao. Aquí estuve dos años y medio, hasta la llegada del nuevo obispo
Mons. José Luis
Astigarraga.
Posteriormente, y como por engaño, me llevaron a Lima, donde serví durante ocho años a mis hermanos pasionistas, como superior del Perú.
Desde el año 2002, soy de nuevo habitante de la
Amazonía. Actualmente trabajo en el equipo de la nueva parroquia navegante ”Jesucristo Buena Noticia”, en el río
Huallaga y sus afluentes. Nos dedicamos, sobre todo, a la formación de las comunidades cristianas, sus animadores y catequistas. Y desde el año pasado estamos muy
comprometidos en el proyecto “Defensa de las tierras”. Un problema nuevo y
preocupante, por la presencia de consorcios y
transnacionales en esta zona.
Este año es para mí como un tiempo jubilar, 40 años de mi entrada en la
Amazonía y 33 años desde que llegué al Marañón para ser un hermano amazónico.